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13 consejos para todo emprendedor

Actualizado: 16 abr 2020

Posted by Raúl Rico Guisa on 10/01/19 8:30

 

Mientras preparaba estas palabras, pensé que lo mejor que podría hacer sería compartirles algo que lo que he aprendido en los últimos 14 años, desde que inicie esta aventura de emprender; son cosas que en su momento no contemplé en mi plan de negocio, que encontré en pocos libros, que en su mayoría recibí por consejo y por experiencia, y, que me hubiera encantado haber sabido en aquel momento.


Espero que algo de esto, que no es más que un conjunto de breves ideas, sea útil para algunos de ustedes.


  • Cuiden su cuerpo: Sus abuelas y sus madres les habrán dicho infinidad de veces que su cuerpo es una máquina perfecta y que su mente es un universo de posibilidades; y que deben cuidar de ambos con gran celo.


Me uno a ellas. Su cuerpo es una máquina perfecta que los acompañara toda la vida y, sí, es el único que tienen. Cuídenlo, aliméntenlo, ejercítenlo, cúrenlo. Todo lo que hagan hoy con y por su cuerpo, se los agradecerá o reclamará en unos cuantos años.

  • Cultiven su mente: Manténganse en un proceso de continuo aprendizaje. Rétense a sí mismos, ábranse a las ideas, manténganse hambrientos de conocimiento, conserven la capacidad de asombrarse.

 De vez en cuando hablen con un niño y de vez en cuando hablen con un anciano. Mediten y guarden lo que les digan, hay mucha sabiduría encerrada en sus palabras.

  • Fortalezcan su espíritu. Dediquen tiempo a escucharse y, sobretodo, dediquen todo el tiempo necesario a conocerse a ustedes mismos a fondo.

Han decidido iniciar un camino que tiene muchos trayectos que tendrán que recorrer solos. Para hacerlo de la mejor manera, es bueno que sepan cómo llevarse bien con ustedes mismos. Aprendan quienes son en lo más profundo de su ser. Sean buenos, sean justos, sean solidarios y congruentes con ustedes mismos.


Otras partes del camino las recorrerán acompañados, en ocasiones serán líderes de quienes los acompañan. Aprendan a conocerse y a tener control de ustedes mismos, que es condición para dirigir, el saber dirigirse y para gobernar, el autogobernarse. Definan, con objetividad, que es lo que pueden ofrecer a los demás y denlo con humildad.

 En su andar tendrán muchas responsabilidades que asumir, pero para que todas tengan un sentido honesto y congruente, la primera responsabilidad debe ser para con ustedes mismos. “Nadie puede dar lo que no tiene”.

  • Busquen a Dios: Busquen una guía trascendente para sus vidas, algunos lo llaman vida, otros universo, yo lo llamo Dios. Acérquense a él y conózcanlo. Conviértanlo en referencia de sus actos, soporte en sus momentos difíciles y agradecimiento en sus momentos de alegría.

  • Cuiden de su familia: Dediquen todo el tiempo posible a su familia, esa será su mejor inversión, esa será su mayor fortuna.

La familia es faro, la familia es refugio. Cuando pierdan rumbo, la familia los guiará; siempre que necesiten de ella, ella estará ahí;  pero es importante que ustedes estén ahí cuando les necesite.

El tiempo con los padres no va a volver, la comunicación con los hermanos es difícil de recuperar, el amor de los esposos no se puede comprar y los momentos de los hijos no van a esperar.


No importa cuán grande sea el proyecto, no importa cuán importante el cliente, no importa cuánto esfuerzo hayan puesto en la empresa, la familia debe estar siempre primero


He conocido a mucha gente exitosa, pero sobretodo, he conocido a mucha gente feliz; y algo que he podido observar, es que su familia está en un lugar preponderante en sus vidas.


Dick Hoyt llevando a cuestas a Rick, su hijo, por los más de 200 km del Ironman, para cumplir el sueño de este último; Vargas Llosa dedicando a Patricia, su esposa, el momento más bello de su discurso al recibir el Nobel de Literatura; mis padres, discutiendo frecuentemente, luchando por ofrecer lo mejor a su familia, pero sobretodo asegurándose cada día de su vida de que esta esté unida y feliz.


Todos estos son sólo algunos de los ejemplos que podría darles como evidencia de la veracidad de este punto.

  • Busquen amigos de verdad y consérvenlos por toda su vida: En el camino que están emprendiendo van a necesitar de alguien que quizá no esté en todos sus momentos de éxito, pero que siempre esté con ustedes en cada uno de sus momentos de fracaso.

Alguien que no tema a decirles cuando se han equivocado, aún cuando a veces, esto pueda herirlos; que entienda que ustedes necesitan de ella o él, aún sin decírselo; que sea capaz de perdonar su olvidos o injusticias; que abrace sus debilidades, repruebe sus incongruencias, les aconseje en sus momentos de duda y que procure y aplauda su felicidad.


Si encuentran a alguien así en sus vidas, han recibido una bendición; nútranla y consérvenla. Sean recíprocos en la amistad. Cuiden su andar.

  • Sean generosos: No importa el momento de vida en el que estén. No importa el nivel de éxito que sus empresas puedan o no tener. Siempre habrá alguien que necesite de ustedes y a quien pueden ayudar.

Abran bien los ojos y abran aún más sus corazones. No necesitan iniciar en África o en la Lacandona. Empiecen por sus familias, por sus amigos, sus colaboradores, su comunidad y poco a poco vayan extendiéndose hacia el desconocido y hacia el más lejano.


¿Cómo ayudar? Sin esperar nada a cambio, diría Jesucristo. ¿Hasta cuándo dar? Hasta que duela, diría la Madre Teresa. La gente que necesita de ustedes no sólo necesita dinero. Necesita tiempo, necesita escucha, necesita amor, necesita saber que existe alguien que se preocupa por ellos.


Ayudar es la mejor forma de agradecer por lo que se es, por donde se está, por lo que se tiene y por lo que no se tiene.


Acercarse a la realidad del necesitado les dará perspectiva de la vida. Ayudar al necesitado les dará grandeza de espíritu. Y créanme, esos, son dos elementos que necesitarán en los momentos más difíciles y más obscuros del camino que están emprendiendo y les puedo asegurar que los habrá.

  • Sueñen: Nunca dejen de hacerlo; y cuando lo hagan, háganlo muy en grande.

Esto es algo que no he podido comprobar, pero creo firmemente que consume la misma cantidad de energía el pensar en algo muy grande que el pensar en algo pequeño. Así que si van a consumir su valiosa energía, háganlo por algo sumamente grande.


Piensen en el objetivo más alto, en el punto más elevado, en el reto más complejo… y vayan tras él.


Y cuando lo consigan, sueñen con algo más grande aún y persíganlo.


Juan Pablo II, dijo e hizo cosas maravillosas durante su pontificado. Les comparto una de sus frases que más ha resonado en el mundo y en su servidor: “¡Non abbiate paura!”, ¡no tengan miedo! No tengan miedo a los obstáculos de la vida diaria, no tengan miedo a soñar y a conseguir sus más grandes anhelos.

  • Sean pacientes y constantes: Pacientes al grado de la santidad, constantes al grado de la terquedad.

 Las cosas que realmente valen la pena en la vida toman tiempo y cuestan trabajo.

 Les aseguro que habrá momentos en los que estarán a punto de rendirse, no encontrarán motivo aparente para seguir, se sentirán abatidos y derrotados.


 “Nunca, nunca, nunca, se den por vencidos”, diría Winston Churchill.  Porqué, como suele decir mi padre, “la vida es una carrera de resistencia, no de velocidad”.


Cada día de su vida prepárense para ese gran momento, su gran momento, el momento en el que serán puestos a prueba y si todo sale como lo han planeado, conseguirán el objetivo que han buscado.


Pero mientras ese día llega, que llegará, sean pacientes y constantes. ¡No desesperen!


Para lograr eso que quieren tendrán que caer, y repito, tendrán que caer, muchas veces. La única regla que les voy a proponer es: levantarse una vez más del número de veces que caigan.


Hay gente que espera meses, hay gente que espera algunos años, hay gente incluso que se encuentra con su gran oportunidad, con el gran momento, en lo que podría ser el ocaso de su vida. Los que han esperado con paciencia y se ha preparado con perseverancia, tarde o temprano y, sobretodo, en el momento adecuado, consiguen lo que han buscado.

  • Encuentren su gran motivador: Tengan claro qué es lo que quieren conseguir, cual es su gran objetivo, pero sobre todo tengan claro por qué quieren conseguirlo.

Por su experiencia en los campos de concentración, Victor Frankl decía que el hombre que encuentra él por qué de su vida, siempre encontrará el cómo.


Por unos segundos cierren los ojos y pregúntense a sí mismos, ¿qué es lo que los mueve para seguir adelante?; ¿qué es lo que los despierta cada día y los mantiene ocupados hasta tarde?, ¿qué es lo que les ayuda a afrontar un fracaso o un mal día?, ¿qué es lo que les ayuda a sobrellevar a un cliente difícil o una gran decepción?, ¿qué los hace vibrar?, ¿qué los hace sentir vivos?


Si aún no lo saben, ¡búsquenlo!, si ya lo saben, jamás lo olviden.


Tengan siempre presente su gran motivación, conviértanla en su mantra y en su grito de guerra.


Que esto sea lo que los mueva a acometer su más grande reto, y lo qué los levante cuando se sientan totalmente abatidos. Pero sobre todo, lo que los mantenga firmes ante cualquier circunstancia.


No existe una regla general, cada uno de nosotros tiene un motivador distinto. Lo que sí he podido constatar es que, si bien, las motivaciones que se describen con palabras como: riqueza, éxito, poder, son comunes y muy efectivas; son las motivaciones descritas con palabras como: bienestar, familia, felicidad, las que son duraderas y verdaderamente trascendentes.


Si encuentran su gran motivador y si se guían por él, su objetivo podrá ser difícil de lograr, podrá incluso cambiar, quizá tengan que desarrollar nuevos proyectos, nuevas empresas, pero al final, alcanzarán el éxito.

  • Confíen en ustedes y confíen en Dios: A la pregunta que frecuentemente todos ustedes se hacen, la respuesta es “¡Sí!, sí puedes”.

Sí puedes lograr eso que te has propuesto, eso que has soñado, eso en lo que otros han fracasado; sí, puedes lograrlo y lo lograrás.


Para ello, sólo hay un primer paso indispensable: tienes que creer que puedes.


El único que puede decidir si lo lograrás o no, es el que ves todos los días en el espejo. Cuando lo veas, salúdalo, míralo fijamente a los ojos y dile “Sí puedes”.


En palabras de Vince Lombardi, “Tarde o temprano el hombre que triunfa es aquel que cree que puede ganar”.


¿Va a ser complicado?, sí, se los aseguro. E insisto, van a querer tirar la toalla más de cien o mil veces. Pero cuando estén en ese momento obscuro, confíen en ustedes, repítanse una y otra vez “¡Sí puedo!”. Confíen en que fueron hechos parar conseguir eso que se han propuesto, y piensen que, como diría mi madre: “Si fuera fácil, cualquier pelado ya lo habría hecho”.


Confíen en ustedes, crean en ustedes, conviértanse en amos de su destino y capitanes de su alma; y cuando a pesar de todo ello, estén a punto de rendirse porque todo les ha fallado, confíen en Dios, él nunca les fallará.

  • Honren su nombre y su palabra: Creo, con convicción, que el nombre y la palabra son algo de lo más valioso de una persona.

Su nombre, no sólo los identifica, sino que da cuenta de quienes son, de donde vienen. Su nombre es: su familia, sus acciones, su historia, su pasado, su potencial. Si en algún momento dudan en la decisión sobre uno de sus actos, piensen, “que pasaría si esto se publicara mañana en primera plana de un diario con mi nombre a un lado”.


Su palabra es el mayor activo de confianza. Úsenla como una llave maestra. Y cuando la empeñen, háganlo mirando a los ojos a la otra persona, para que sepa el gran valor de lo que depositan en sus manos.


Cuiden con celo su nombre y guarden con firmeza su palabra. Que cada vez que se mencione su nombre, se haga con honor y dignidad. Que cada vez que empeñen su palabra, la gente sepa que sin lugar a duda cumplirán lo prometido.


Siempre he pensado que si el día de hoy perdiera todo lo material que tengo, podría volver a empezar de nuevo si conservo mi nombre y mi palabra.

  • Comprométanse: Entiendo que ustedes están aquí porque en algún momento de su vida se hicieron una pregunta trascendental:”¿qué tal que pega?”. O quizá se preguntaron “¿y si sí?”, “¿y por qué no?”.

A partir de eso desarrollaron sus proyectos, iniciaron o estar por iniciar sus empresas y están muy motivados por el éxito que vislumbran.


No sé si ya se dieron cuenta, pero esa pregunta, ese justo momento, ha cambiado sus vidas para siempre. Al haber decidido dar respuesta a esa pregunta, hoy pertenecen a un grupo de personas particular.


 A un grupo de personas que no se conforma con las cosas como son, que busca crecer y hacer crecer; que necesitan saber que más hay; que no se detienen con cualquier obstáculo.


Les auguro éxito en sus empresas y proyectos actuales, pero en realidad no importa lo que suceda con ellos, aún si mi augurio fuera errado, sé que ustedes no volverán a ser los mismos. Ustedes hoy ya son emprendedores.

Así pues, mis amigos emprendedores, les voy a hacer la única petición de esta noche: Les pido que se comprometan.


Comprométanse, primero, con ustedes mismos; con su vida y con su responsabilidad por ser, primero, felices, y luego, exitosos. Después comprométanse, y de forma muy seria, con sus familias. A partir de ello, comprométanse con sus amigos, su empresa, sus colaboradores, su comunidad, y por último y no por ello menos importante, con su país.


Les voy a dar la única cifra de la noche. Durante los próximos 50 años, México necesitará de la creación de 10 millones de nuevos empleos por cada sexenio. Esto es parte del famoso “bono demográfico”. Y como bien lo han dicho muchos especialistas, esto puede ser la gran oportunidad histórica de México, o su lápida.


Ante este reto histórico, cada uno de ustedes, cada uno de nosotros, tenemos una responsabilidad histórica también.


Necesitamos gente como ustedes. Gente que desafíe el estatus quo, gente que actúe, gente que crezca, gente que busque problemas y los resuelva, gente emprendedora.


Para ustedes amigos, no hay marcha atrás. Sus motivadores deberán cada vez ser menos el “ser mi propio jefe” o el “voy a hacerme rico” y deberán ser cada vez más el “quiero ser feliz”, “quiero trascender”, “quiero hacer la diferencia”.


Necesito… necesitamos que se comprometan a seguir adelante sin importar el tamaño del reto, que crezcan y que trabajen por ser cada día mejores, un día a la vez. Y que llamen a más gente a ser como ustedes. Necesitamos que sean emprendedores, sí, en sus empresas, pero también, en cada uno de sus círculos. Confío en que lo harán.


Les ofrezco una disculpa por poner en sus manos estos retos y estás responsabilidades, y que solo les dé lo que parecen más las enseñanzas del abuelo que los consejos de un emprendedor o un empresario.

Pero la realidad es que esto que han iniciado ustedes y que confirman hoy con esta graduación es más un camino que un fin. Es una forma de vida, y esto sí que lo he aprendido, la vida es más arte que ciencia. Y en el arte, los colores y el lienzo, son los mismos, pero cada quien pinta su propia obra.

Como les dije el principio, estas sólo son algunas ideas. En lo personal, trato de tenerlas en mente y usarlas cada día, aunque, siempre fallo en alguna cosa o en otra. Espero que algunas de ellas les sirvan para pintar su propia obra.

No me queda más que desearles que sean muy exitosos, pero sobretodo que sean muy felices.



Por unos segundos cierren los ojos y pregúntense a sí mismos, ¿qué es lo que los mueve para seguir adelante?; ¿qué es lo que los despierta cada día y los mantiene ocupados hasta tarde?, ¿qué es lo que les ayuda a afrontar un fracaso o un mal día?, ¿qué es lo que les ayuda a sobrellevar a un cliente difícil o una gran decepción?, ¿qué los hace vibrar?, ¿qué los hace sentir vivos?


Si aun no lo saben, ¡búsquenlo!, si ya lo saben, jamás lo olviden.

Tengan siempre presente su gran motivación, conviértanla en su mantra y en su grito de guerra.

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